En la antigüedad, y a lo largo de toda la historia, se ha querido torturar totalmente a los seres humanos, de una u otra manera, ya sea incinerando o resquebrajando lentamente a sus víctimas; a través de una tortura rápida, o de una tortura y muerte lenta y dolorosa, que la crucifixión posible de Jesucristo es una acción excitante a comparación de otros métodos de asesinato y de tortura para otros seres humanos.
La separación de cada una de las extremidades del cuerpo fue una de las más interesantes atracciones, y nos hace notar que incluso en la antigüedad los métodos de tortura y de homicidio eran retos a la medicina y a la tecnología moderna, ya que no solo era estirar el cuerpo de la víctima hasta que se separara, sino que era separar los ligamentos primero, o separar los huesos primero, los cuales se supone que sean más fuerte que los ligamentos. Pero no siempre. Todo depende de la tensión que se le aplique al cuerpo y en qué cantidad con qué frecuencia. Así lo muestra el potro de tortura, que fácilmente rompía los huesos, pero dejaba que los ligamentos se estiraran, pero que no se rompieran.
La incineración de personas fue famosa en Roma, en los innumerables anfiteatros durante muchas festividades a los largo de la historia, en los que se disfrutaba de la tortura humana, así como ahora nos entretenemos en un cine, un concierto o en una obra de teatro. Los emperadores y gobernantes de roma creaban festivales de tortura y se dedicaban a quemar totalmente a las personas. Se las envolvían en telas con líquidos inflamables se les prendía fuego que generaba una bola de fuego brillante y ardiente durante sesenta segundos y nos mostraba un espectáculo bastante agonizante y único ahora, pero que antes era como oír a un perro ladrar.
Algo muy famoso fue el uso de los látigos para llegar incluso a desgarrar parte de los huesos de las víctimas y de los condenados durante el apogeo del Imperio Romano, y mucho después durante la inquisición y en otras empresas que incluían el uso del látigo antes de cumplir una sentencia de muerte. El látigo escorpión fue el más fatal de todos. Ya que no era solamente un gancho, sino que eran muchos más, que no creaban una incisión de un centímetro de longitud, sino muchas de ellas en un solo latigazo, lo que generaba que el cuerpo sangrara más, y más rápidamente, e incrementara el dolor que obtenía el torturado.
La pera de tortura, fue usada para generar un infarto al sentenciado, a través de una pera, formada por cuatro pétalos, que se introducía en la boca de la víctima, lo que por su fuerza generaba que se lastimaran algunos dientes, y al abrirse los pétalos, se iniciaba a desencajar los dientes y luego la mandíbula totalmente, generando una hipoxia, que en unos minutos de indescriptible sufrimiento, se generaba un paro cardíaco, generando, valga la redundancia, la muerte del sentenciado.
Ahora, la increíble y famosa Inquisición, muy conocida por mandar a la hoguera a quien fuera que mostrara señales de infidelidad a la religión cristiana, así se enviara a los mismos cristianos. La muy famosa muerte del reverendo John Hooper, el cual después de extinguirse el fuego, y estaba totalmente negro, seguían moviéndose sus labios rezando plegarias por su salvación. Existían tres tipos de hogueras: 1) la leña estaba a la altura de la cabeza del condenado; 2) la leña estaba en forma de círculo alrededor del condenado; 3) la leña estaba apilada de forma uniforme alrededor de la víctima. Las posibles causas de muerte son por incineración, inhalación del humo o del fuego, el calor irradiado, o falta de respiración. La leña en forma circular a la víctima es la más lenta, y esta moría al inhalar gran cantidad de fuego, incluyendo la propia incineración, de aquel fuego que cada vez sube más; mientras que con las otras el fuego llegaba a la altura de la cabeza y en cinco minutos la víctima se asfixiaba y quedaba totalmente incinerada, convertida en un pedazo de carbón humanoide, y todo su público radiante de felicidad entre aplausos y vanagloriados clérigos.
Vlad Drácula empalaba a sus víctimas introduciendo una estaca a través del recto de la persona, para que esta saliera exactamente por la boca, lo cual era una tarea realmente larga, que demoraba horas e incluso días, arrojando a la persona a un abismo de sufrimiento prácticamente interminable. Verdaderamente admirable la forma en que el rumano introducía una estaca en todo el centro del ser humano, hasta salir por la boca, y más impresionante aún, que desarrollara un método de empalamiento que prolongara la muerte de una persona en esta situación, que permitiera que la estaca no tocara órganos realmente vitales para evitar que la personas muera de hemorragia en minutos al romper todos sus vasos, ya sea alterando el ángulo en que la estaca atravesaba a la víctima. En dos días la persona moriría si la estaca destruía los intestinos, con líquidos de bacterias, que terminarían acabando con la vida de la persona. Drácula, en una época y tierra de violencia, logró empalar cerca de veinte mil personas, permitiéndoles ser torturadas durante horas y días, atravesando estacas, que aunque la estaca llegara a la boca, podrían seguir respirando, ya que ni el corazón ni los pulmones ni otros órganos se verían afectados. Es espeluznante e interesante el número de personas que Drácula raptó y asesinó utilizando diferentes tipos de estacas para fabricar una que lograra alargar la vida de las personas, en un sendero de muerte y sufrimiento que enloquecería a cualquiera.Nos damos cuenta de que prácticamente es posible desaparecer en menos de una semana a veinte mil personas, sin necesidad de bombas o cosas por el estilo. Kirra, fue desaparecida en su totalidad en pocos días en el 654 a.C. Para llegar a Delfos, famosa, rica y cultural, la más sencilla forma para llegar al lugar, era a través del puerto del Kirra, y como se crearon una especie de impuestos y restricciones, se pidió ayuda a Apolo, y lo que podría dar un dios sería tierra estéril, hijos deformes o epidemias terribles que acabaran con Kirra. Pero no, se envenenó a todo el pueblo, a través del río Pleistos, envenenando con Heléboro, una planta tóxica, que en cierta dosis, desapareció a veinte mil personas, por venganza. El río logró en horas un nivel de toxicidad altísimo, y suficiente para acabar con tantas personas, y al poder filtrarse en el agua, sólo fue necesario beberla y contribuir a la masacre. Una masacre verdaderamente despiadada. Un genocidio bioquímico de bastante admiración para el tiempo en el que ocurrió. Un juego sucio y griego, lo cual es prohibido ahora, por lo que se prefieren bombardeos diarios a armas biológicas.
El siglo XVI, fue una época de grandes fabricaciones de modelos de máquinas destructoras, que fueron usadas, así como otras no lo fueron. Podemos corroborar la existencia de máquinas infernales, que lograban mecanismos autoinflamables, creando los primeros ‘sobres-bomba’ de la historia, y otras formas de atentado y máquinas homicidas camufladas. Los paquetes bomba fueron creados por personas bastante inteligentes. Una manera bastante malvada de asesinar a una persona. Una forma de destruir totalmente la cara del receptor del ‘regalo’.
Innumerables formas de destrucción, asesinato y tortura han existido a lo largo de la historia, y sin duda, aquellas prácticas fueron más brutales en la antigüedad, ubicándonos en donde queramos ubicarnos. Pero siempre convergeremos en el mismo punto. Personas avanzadas en el estudio de la anatomía, la biología, la química, la fisiología, personas bastante creativas y sofisticadas, fueron las que crearon estas espeluznantes y macabras formas de acabar con la vida de sus semejantes, para gozo, venganza o simplemente destrucción. El hombre no ha avanzado mucho después de todo, solo edita lo que ya ha escrito; actualiza y adapta todo a su propia época.

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