sábado, 19 de noviembre de 2011

'Soliloquio en las olas' y 'Se amanece'.

Rebuscando entre mis libros, encontré una vez más a 'Memorial de Isla Negra' de Pablo Neruda, que es una recopilación de poemas del autor, referentes a diferentes etapas de su vida.

Rebuscando entre este libro, encontré dos poemas, que de cierta forma son diferentes, expresan cosas un poco ligadas o relacionadas, eso depende de cada quién. Uno de ellos se me quedó grabado en la mente, mientras que el otro, volaba en mis recuerdos queriendo florecer.

Acá les dejo dos poemas de Neruda, que espero les gusten ambos, pero principalmente espero que a tí te gusten.



Soliloquio en las olas.


Sí, pero aquí estoy solo.
Se levanta
una ola,
tal vez dice su nombre,  no comprendo,
murmura, arrastra el peso
de espuma y movimiento
y se retire. A quién
preguntaré lo que me dijo?
A quién entre las olas
podré nombrar?
Y espero.


Otra vez se acercó la claridad,
se levantó en la espuma
el dulce número
y no supe nombrarlo.
Así cayó el susurro:
se deslizó a la boca de la arena:
el tiempo destruyó todos los labios
con la paciencia
de la sombra y el
beso anaranjado
del verano.
Yo me quedé solo
sin poder acudir a lo que el mundo,
sin duda, me ofrecía,
oyendo
cómo desgranaba la riqueza,
las misteriosas uvas
de la sal, el amor desconocido
y quedaba en el día degradado
sólo un rumor
cada vez más distante
hasta que todo lo que pudo ser
se convirtió en silencio.




Se amanece.


Se amanece sin deudas
y sin dudas
y luego
cambia el día,
rueda la rueda,
se transfigura el fuego.


No va quedando nada
de lo que amaneció, se fue quemando
la tierra uva por uva,
se fue quedando el corazón sin sangre,
la primavera se quedó sin hojas.


Por qué pasó todo esto en este día?
Por qué se equivocó de campanas?
O todo tiene que ser siempre así?


Cómo torcer, desembrollar el hilo,
ir remontando el sol hasta la sombra,
devolver luz hasta que la noche
se embarace de nuevo con un día,
y que este día sea nuestro hijo,
interminable hallazgo, cabellera
del tiempo recobrado,
conquistando a la deuda y a la duda
para que nuestra vida
sólo sea
una materia matutina,
una corriente clara.

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