Me remito a iniciar esta narración con un sencillo 'Hola', pues estoy saludando de nuevo la escritura libre e impulsada por voluntad propia. Esto no quiere decir que en los últimos meses no haya escrito, pero escribí por deber, por una obligación ligada a intereses personales donde predominaba la imposición. Resulta desmotivador querer ser periodista cuando te hacen perder el gusto por escribir una noticia o conseguir un entrevistado, sino que el resultado inicial, y que abarca mayores emociones durante el proceso, es ser reacio a querer desempeñarse como periodista.
Estos meses dije que no quería dedicarme nunca al periodismo noticioso. Tal vez haría una que otra entrevista, pero romanceada, y crónicas para conseguir dinero y mantenerme, tal y como muchos autores latinoamericanos de renombre utilizan la crónica. Todo esto, si me quedara a vivir en Latinoamérica, pues este uso de la crónica va más para nuestro contexto. En otro lado, tal vez me dedicaría a escribir columnas de opinión, ensayos literarios y cosas de este talante, además de empezar con verdadero empeño la producción de mi libro de cuentos, el cual espero publicar algún día.
Sin embargo, apartándome de mis proyecciones para un futuro incierto y lleno de aristas, expreso mi regocijo al poder escribir evidenciando que soy yo quien escribe este texto. La objetividad es tan posible como que mi mamá desee volver a parir un niño muerto, así que me siento más cómodo haciendo clara esa subjetividad en los textos. Precisamente eso es lo que no me animó nunca a escribir noticias, a pesar de mejorar mi redacción considerablemente en el transcurso de mi curso de periodismo, pues el hecho de dar la impresión de imparcialidad, pero sin serlo nunca, implica cierto tinte de mentira un poco despreciable. Desde que me di cuenta de esta realidad respecto a la noticia, afirmo que no quiero que mi sustento económico dependa de escribir noticias para periódicos efímeros.
Tengo claro que deseo trascender, y muy posiblemente como redactor de noticias no lo lograré nunca. La crónica me permitirá perpetuarme por más tiempo, pero el cuento es lo que me mueve el piso y me produce erecciones. Que de escribir no se puede vivir. Bueno, hay muchas personas que han dicho lo contrario y además lo han materializado satisfactoriamente. Así que, concluyo, no escribiré noticias con motivos laborales, solo académicos y exclusivamente para saber cómo se escribe noticia.
Si algo me han enseñado los últimos meses respecto al ejercicio de escribir, es que es más grato escribir sin prestar atención a la reacción de los lectores, siempre y cuando uno se sienta bien. El problema es cuando hay que tener en cuenta la reacción del lector y más cuando es un profesor de periodismo, quien es escritor y periodista, además de ser estricto al calificar y de eso depende la continuidad normal de la carrera. Prefiero graduarme en cinco años y no en seis, para tener más tiempo de estudiar otras cosas, pero seguir ejerciendo la escritura.
Por ahora, me resta dedicarme a unas merecidas vacaciones. Leeré la cantidad tan desproporcionada de libros que compré, producto del deseo frustrado de leer y escribir lo que quisiera, además de intentar suprimir la procrastinación de la cotidianidad de mis días. Escribiré textos como este, espero que más seguido, ya que por fin me desahogué de lo que me agobió por cuatro meses de mi existencia, y los enviaré a revistas y periódicos virtuales para saber si soy el único que se siente así. Espero que no. Ahora solo me espera el siguiente curso de periodismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario