martes, 25 de enero de 2011

Gritando ruido.

Hoy estoy caminando en un circo grande, bonito y vacío. Pero te encontré. Tal vez el vacío es sólo una impresión. Voy a buscar a un perro para hablarle al oído aunque tenga buen oído, y le diré qué tiene que decirte, porque no me gusta hablarle a un elefante que piensa como avestruz muda. Vale aclarar que yo soy humano. O pues ese es el concepto que creé de mí. Los demás son una partida de ciegos por decir que no. Yo sé que soy un humano. Ellos saben que soy una flor metida dentro de un gorila juguetón.

Anoche estoy prendiendo unos fuegos pirotécnicos y los pongo a quemar el cielo haber si queman las estrellas. Pero son tan lentos y perezosos que nunca llegan y me quedo con las ganas de saber qué ocurriría si un fuego pirotécnico tocara una estrella. ¿Y si te tocara a tí? Bueno pero no eres estrella. Eres..., bueno, se me olvidó.

Te construiré un caminito de piedras brillantes para que cuando mires al suelo pienses que aún miras hacia arriba, y que las estrellas te siguen. Si te sales del caminito me veré obligado a ir por una pala a enterrar un animal raro mientras me tomo un tinto, porque no puedo fumar, tomar tinto, y enterrar a un ocni (objeto caminante no identificado) en el patio de la casa de mi vecino. En mi casa no porque prefiero el olor natural.

Mañana compraré un peluche muy bonito para que me recuerde a esas ranas moradas que se asfixiaban de nerviosismo cuando las mirábamos y nos reíamos diciendo que eran bonitas, cuando sólo eran tiernas. Aquellos tiempos que nunca han pasado. Iremos caminando tu y yo cogidos de la mano como en una historia de amor, solo que yo te entierro por salirte del camino que dedicadamente hice para tí. Por eso me iré corriendo a comprarte flores para ver si vuelves a tu camino con un arco iris de la tierra. Es que quiero poner al cielo en el suelo. No soy zoofílico pero, te quiero animal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario