Es bonito mirar el horizonte y darse cuenta de que las cosas están bien pero que podrían ser mejores, pero uno se arrepiente.
Uno se acuerda de las cosas bonitas y de lo que desaprovechó día a día hasta que se fue en un avión al otro lado del mundo. ¿Y pues qué? Ni modo, queda uno mamando.
Pero es bonito pensar, sentarse en un murito y ver como el sol se va y llegan la luna y las estrellas y le empiezan a hacer preguntas cuyas respuestas uno sabe y vivió, y por eso es que les gusta repetir las mismas preguntas, para que uno no olvide.
Pero ellas son raras, en vez de hacerme sentir mal, me hacen reir y me hacen gritar de alegría, porque me acuerdo de todo lo que no tengo y creo que jamás volveré a tener, pero sonrío.
A veces sí me duele y me salen hasta lágrimas, a mí, que dije que no tendría sentimientos porque eso es para débiles. Eso es para humanos. Desafortunadamente soy un humano.
Y si me encierro y me aíslo, y grito y nadie me escucha pues ya, es eso y nada más, no se puede hacer nada.
Como dulces, dulces que me hacen olvidar por segundos. Toco sinfonías y conciertos que me hacen olvidar por minutos y horas. Pero un día no puedo olvidar. Tengo tanta memoria que no puedo olvidar por tanto tiempo.
No presumo mi capacidad para recordar ya que no es muy favorable ahora. Aunque me de sonrisitas diariamente en cualquier momento. Y pues que me miren raro y digan de todo. Soy yo el sonrío.
Me gusta dibujar estrellitas negras ne papel blanco porque papel negro no he visto nunca, o no recuerdo. Pero las estrellas las veo y les peleo a veces. Con la luna me callo.
Y sentado en ese murito quieor olvidar, quiero gritar y quiero caer, quiero perderme y no hacer nada más. Quiero tomarme una cerveza y fumarme un cigarrillo y debatir conmigo mismo haber qué puedo sacar de mí, si es que no me han sacado nada.
Pero bueno, aquí estoy, creo que enterito, vivito y coleando, y no se puede hacer nada. Me tiré y no me morí, tal véz no soy humano. Pero bueno, aquí sigo.
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