He decidido llenarme de sentimentalismo y nostalgia, además de dejarme llevar por la presión de la sociedad y la costumbre, y más de esta, que es una costumbre casi que mundial: se acaba el año.
En estas fechas, mi cabeza tiene como menester pensar en cómo será el próximo año; si le seguiré cayendo mal a ese profesor, si fumaré más, si cambiaré de amigos, si viajaré hacia algún destino interesante, o si mi mamá dejará de hacer sus cosas a pesar de la artritis.
Pero lo que se dice en los otros meses del año es totalmente aplicable al último mes de cada año. Mañana será otro día, y eso es todo. Sí hoy es 25 de marzo, mañana será 26 de marzo. Si hoy es 31 de diciembre, mañana será 1 de enero. Pasamos de un mes a otro como en el resto del año, solo que iniciamos el ciclo que permite contar el tiempo de una manera más sencilla. El día siguiente al hoy siempre será un mañana, otro día, uno más para aprovechar y vivir.
¿Por qué esperar a que se acabe el año para gozársela como es? Cuando podemos gozar y vivir todos los días del año. Considero entonces, que esa cosa de que el fin de año se goza, es cierta, pero siempre hay que gozarse con la misma intensidad el resto del año, sabiendo que al siguiente día tendremos un bello día, como todos los del año.
Por mi parte, espero que todas las cosas sigan su curso, y que todo sea como deba ser, dentro de lo trivial y lo relevante. Espero que las cosas sigan como van, con sobresaltos y momentos de remembranza eterna, porque cada día, sin importar la fecha, es un pedazo de tiempo que hay que aprovechar.
Espero mis amigos sigan creciendo, y espero yo poder crecer unos centímetros de más. Espero tener otro tatuaje, y encontrar más sitios para vivir diferentes experiencias, además de frecuentar los ya apropiados. Seguiré fumando y tomando café con mis amigos después de clase, y dejaré que ese cáncer de pulmón siga latente, porque como dice una amiga: "El cigarrillo es una muerte lenta, pero ¿quién tiene afán de morirse?"
Seguiré aprovechando la universidad y mis amigos, porque quién sabe cuándo termine la carrera y cuándo se alejen mis amigos de mí, se mueran o viajen lejos y se demoren en volver. Los atardeceres me seguirán pareciendo majestuosos, y bailar con mis amigos siempre será lo máximo. Disfrutaré todos los encuentros fortuitos y los reencuentros con mis amigos y personas especiales, y de todas formas seguiré gozando. Seguiré diciendo adiós con los brazos abiertos a nuevas personas, y seguiré dando besos apasionadamente.
Voy a seguir molestando y siempre pasando vergüenzas porque este año me ha servido para darme cuenta de que me resulta inevitable no hacerlo, pero también me di cuenta de que no me importa. Seguiré haciendo lo que me gusta sin importar a quien le guste. Voy a escribir más, a leer más, y a ver más películas, sin hablar de tomar fotografías, alucinar con mis amigos, y llorar de risa. Porque la rumba se hace en el café y entre risas se aprende mucho.
Seguiré siendo yo, pero con cambios en algunos detalles gradualmente, hasta ser diferente, manteniendo la misma esencia. Seguiré yendo a la universidad a pie, y seguiré mojándome los tennis cada vez que llueva en Popayán. Además seguiré viviendo y disfrutando cada día del año, tal y como lo he venido haciendo. También, seguiré pensando que el 1 de enero es otro día.
Les recuerdo, el 19 de enero del año 2012 cumplo diecisiete años, y no creo en el fin del mundo, ya que no me puedo morir siendo menor de edad. Saludos a la señora de la tienda que me agrada tanto, y al señor Uriel que espero encontrármelo el próximo año.
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