sábado, 31 de diciembre de 2011

Se acaba la joda y continúa la joda.

He decidido llenarme de sentimentalismo y nostalgia, además de dejarme llevar por la presión de la sociedad y la costumbre, y más de esta, que es una costumbre casi que mundial: se acaba el año.

En estas fechas, mi cabeza tiene como menester pensar en cómo será el próximo año; si le seguiré cayendo mal a ese profesor, si fumaré más, si cambiaré de amigos, si viajaré hacia algún destino interesante, o si mi mamá dejará de hacer sus cosas a pesar de la artritis.

Pero lo que se dice en los otros meses del año es totalmente aplicable al último mes de cada año. Mañana será otro día, y eso es todo. Sí hoy es 25 de marzo, mañana será 26 de marzo. Si hoy es 31 de diciembre, mañana será 1 de enero. Pasamos de un mes a otro como en el resto del año, solo que iniciamos el ciclo que permite contar el tiempo de una manera más sencilla. El día siguiente al hoy siempre será un mañana, otro día, uno más para aprovechar y vivir.

¿Por qué esperar a que se acabe el año para gozársela como es? Cuando podemos gozar y vivir todos los días del año. Considero entonces, que esa cosa de que el fin de año se goza, es cierta, pero siempre hay que gozarse con la misma intensidad el resto del año, sabiendo que al siguiente día tendremos un bello día, como todos los del año.

Por mi parte, espero que todas las cosas sigan su curso, y que todo sea como deba ser, dentro de lo trivial y lo relevante. Espero que las cosas sigan como van, con sobresaltos y momentos de remembranza eterna, porque cada día, sin importar la fecha, es un pedazo de tiempo que hay que aprovechar.

Espero mis amigos sigan creciendo, y espero yo poder crecer unos centímetros de más. Espero tener otro tatuaje, y encontrar más sitios para vivir diferentes experiencias, además de frecuentar los ya apropiados. Seguiré fumando y tomando café con mis amigos después de clase, y dejaré que ese cáncer de pulmón siga latente, porque como dice una amiga: "El cigarrillo es una muerte lenta, pero ¿quién tiene afán de morirse?"

Seguiré aprovechando la universidad y mis amigos, porque quién sabe cuándo termine la carrera y cuándo se alejen mis amigos de mí, se mueran o viajen lejos y se demoren en volver. Los atardeceres me seguirán pareciendo majestuosos, y bailar con mis amigos siempre será lo máximo. Disfrutaré todos los encuentros fortuitos y los reencuentros con mis amigos y personas especiales, y de todas formas seguiré gozando. Seguiré diciendo adiós con los brazos abiertos a nuevas personas, y seguiré dando besos apasionadamente.

Voy a seguir molestando y siempre pasando vergüenzas porque este año me ha servido para darme cuenta de que me resulta inevitable no hacerlo, pero también me di cuenta de que no me importa. Seguiré haciendo lo que me gusta sin importar a quien le guste. Voy a escribir más, a leer más, y a ver más películas, sin hablar de tomar fotografías, alucinar con mis amigos, y llorar de risa. Porque la rumba se hace en el café y entre risas se aprende mucho.

Seguiré siendo yo, pero con cambios en algunos detalles gradualmente, hasta ser diferente, manteniendo la misma esencia. Seguiré yendo a la universidad a pie, y seguiré mojándome los tennis cada vez que llueva en Popayán. Además seguiré viviendo y disfrutando cada día del año, tal y como lo he venido haciendo. También, seguiré pensando que el 1 de enero es otro día.

Les recuerdo, el 19 de enero del año 2012 cumplo diecisiete años, y no creo en el fin del mundo, ya que no me puedo morir siendo menor de edad. Saludos a la señora de la tienda que me agrada tanto, y al señor Uriel que espero encontrármelo el próximo año.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Navidad de cada año.

Puede ser importante para muchos. Pero para muchos otros, que se ven pocos, resulta ser el deseo de querer días normales, en los cuales se viva como siempre, y que todos tengan el mismo valor en nuestras vidas. Para mí es un medidor de qué tanto ha cambiado mi vida y mi entorno a lo largo de mi existencia.

Pensar en la ropa y en regalo que recibí en las pasadas navidades, es muy diferente a como estoy vestido en este momento, y al regalo que he recibido. La navidad se ha convertido en una festividad mercantil, dentro de la cual, si no compras un regalo o tu muda de ropa para estrenar, compras bebidas embriagantes o comida en exceso para compartir con tus seres queridos.

La navidad ha perdido el propósito espiritual que supuestamente tenía. Cuando yo era más pequeño, recuerdo que yo sólo pensaba en ver la pólvora en el cielo, comerme un pedazo de pavo que no me gustaba, y recibir el juguete que yo quería, aunque nunca lo recibiera. Ahora soy vegetariano, así que me toca pasar estas festividades a punta de buñuelo, natilla y ensalada de papa; la pólvora sólo me interesa para fotografiarla porque prefiero las estrellas, y agradezco la cámara que me han regalado porque me facilitará muchas cosas.

Antes quería verme bien, ahora solo me interesa sentirme cómodo. Antes, la navidad se vivía hasta las 4 de la mañana del 25 de diciembre, porque mis papás ya estaban cansados y decidían que nos fuéramos a casa. Ahora, no dura ni hasta las 11 porque ya no hay gente para pasarla bien, y no hay las fuerzas para hacerlo. Ya no hay ni la misma cantidad de comida que había antes. Sólo suena la misma música y el mismo alboroto que nunca cambia. Ahora, termino en mi casa de crianza tomando cerveza con mis papás, porque no tengo amigos para salir en Neiva, ya que mis amigos ahora se encuentran en Popayán.

Las costumbres navideñas se han venido deteriorando y se empiezan a convertir en reuniones familiares, fuera de lo festivo o internacional que pueda llegar a ser. Mientras muchas personas están bailando y embriagándose celebrando el nacimiento del niño Jesús, que posiblemente nunca nació, otras personas, que cada vez son más, están queriendo que este día sea normal.

Hay personas que no quieren estar con su familia bebiendo alcohol, sino que quieren terminar su año en una montaña, encontrándose consigo mismos. Hay otras personas que se duermen temprano porque el día anterior se trasnocharon mucho, y hay otras personas que se engoman con su regalito y solo les importa eso. A mí, me gustaría que este día fuera normal, para no tener que viajar a mi tierra y quedarme en donde vivo porque la paso bien, y me siento mejor, sin necesidad de que sea navidad, de que me den un regalo, o me compren ropa.

Yo quiero que la navidad no tenga esencia mercantil, y que la navidad sea una reunión de amigos, comiendo, fumando y bebiendo, mientras charlamos y tocamos música. Yo quiero que la navidad sea con el regalo de la amistad. Yo quiero que la navidad sea como todos los días, o que no exista, o que siempre sea navidad; que no pensemos en sobrevivir sino en vivir. Yo quiero que la navidad sea felicidad, con muchas o una persona. No me gusta que la navidad sea un momento de ganar afectos con felicitaciones y buenos deseos falsos, sino que sea un momento de reafirmar los lazos ya creados.

Cuando pasas dos navidades seguidas en tu casa comiendo buñuelos y tomando cerveza, te das cuenta que esa magia no existe, que Papá Noel nunca nació y que los regalos te los compran. Cuando pasas una navidad queriendo irte a pasar un rato con tus amigos y reír mucho, te das cuenta de eso no se supone que es la navidad. Yo no quiero tener que viajar a mi tierra que porque es navidad, sino que quiero tomarme un café y ya, porque es como los otros días.

Informo que la próxima navidad la pasaré conociendo algún lugar turístico, o tomándome un café con mis amigos, cantando canciones, riéndome, fumando y bebiendo de a poco como si fuera un día normal, porque l navidad termina siendo siempre una día como los demás, en el fondo de su ano dilatado y destruído.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Noche de olvido.

Muchas música adaptada a las circunstancias. Muchas risas y voces danzando. Y mis ojos cerrados sintiendo la energía de mi amigos.

Resultar ser muy divertido mirar a tus amigos y lograr descifrar el color de sus almas, y de la energía que te transmiten. Encontré naranja brillante y naranja pálido en Laura y Pipe respectivamente. Camilo me anzaba el azul, el Costeño aguamarina, y Manu un gris sobrio. Además, el negro de Fry y el rosado de Diana con el café de Carolina. Cerraba los ojos y me veía en un arco iris pintado por su amistad, porque resulta ser lo que matiza nuestra vida en cada circunstancia.

Otra canción, un vinito, cigarrillos y más humo, se convirtió en nuestro ambiente en esta ocasión. La noche se aclaraba y la luna golpeaba más fuerte esta velada de sentimientos.

Estas nuevas fuerzas que brotaban velozmente como volcanes descontrolados en los papiros sin escribir de nuestro libro del cuerpo, hizo parte de nuestra amistad, y de una plana en cada uno de esos papiros. La música se apoderaba de nosotros, mientras los pasos esperaban ser nuestro volar en el cielo de pavimento.

Tal vez ahora no esté riendo, tal vez lo esté haciendo, pero estoy seguro de que ni siquiera yo mismo lo noto. Estoy seguro de que sé que los amigos son el presente, que no se olvidan y que siempre se esperan. Sé que no estás conmigo, pero que el tiempo se accidentará en nosotros, para sangrar ese amor que tanto he querido derramar sobre el cielo esmeralda, mientras bailo contigo.

Que la distancia no nos torture y que los autos no nos desanimen. Que las lágrimas se fulminen, y que el amor solucione todo. Que los recuerdos dancen, y que las miradas se desenfoquen, pensando que somos todo y ya.

A pesar de todo, te recuerdo que estoy con mis amigos, que estoy bebiendo y que estoy fumando, hasta riendo. Te recuerdo que cuando estoy con ellos, personajes de tonos perdidos, no recuerdo nada y el amor no existe, excepto el de fraternidad.

La amistad proviene de la relación social que tienen todos los individuos dentro de su proceso de reivindicación como ser social por naturaleza, pero principalmente es el resultado de la interacción energética entre diferentes almas. Ahí está la pequeña diferencia entre este característico signo que hace parte de nuestro diario vivir y comunicar. Pero la tenemos. La tenemos y la explotamos.

Tenemos piel, y tenemos tintas, tenemos marcas en ella, pero más importante aún, en la piel de nuestro espíritu. Ese espíritu que grita con descontrol, que baila hasta el cansancio, que brilla y fluye como río. Esa amistad que nos hacer recordar la razón de cada marca.

Me encuentro tatuado hasta el centro, por una amistad que es inolvidable, y que me hace seguir disfrutando y aprendiendo de estas noches de olvido.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Pensamiento de mis regalos no entregados.

Regalar cosas a nuestros seres queridos es una forma sencilla, pero a la vez muy bonita, de demostrar ese afecto, o lo especial que hemos descubierto que son esas personas. Sí, he sabido de gente a la que le han dado regalos, y que ha dado regalos. Pero, ¿qué pasa cuando un regalo no se entrega?

Ahí gira mi situación. Debo confesar que en mi habitación, específicamente en mis cajones, se encuentran los regalos no entregados. Estos son un tipo de regalos bastante diverso. Acá, se pueden encontrar dibujos hechos con pasteles secos, dibujos hechos con tinta china, postales de San Agustín y Buga, porta-lápices de búhos, estatuillas indígenas, libros y demás.

Todos estos regalos no entregados van dirigidos a personas especiales, pero no fueron entregados nunca.  Bajo ninguna circunstancia fue posible realizar esta acción, pero mucho menos bajo ninguna circunstancia temporal y espacial, es posible hacerlo después.

Los regalos no entregados tienen algo en común, y es amor. A los regalos no entregados sólo los he visto yo. Los regalos no entregados aún esperan ser entregados. Los regalos no entregados, siguen sin ser entregados.

A pesar de las situaciones que rodean mi transcurrir en la vida, sigo haciendo regalitos sin poder entregar a la gran mayoría. De todas maneras, ocurre algo curioso, y es que los regalos no entregados son mis regalos no entregados, y siguen en mi habitación como un álbum de foto nunca tomadas, y que nunca serán tomadas. Mis regalos no entregados ya son míos y son sólo míos.

Muestras de afecto, de cariño, de agradecimiento, los regalos no entregados son la muestra clara de la distancia. Esa distancia que no se disminuye, sino que sigue creciendo desaforadamente en mi vida, creando vacíos y llenándolos después, efectivamente para hacer más regalos no entregados con mucha devoción.

El hecho de no haber entregado esos regalos, implica que me quede con ellos porque no los puedo dejar solos, así que, al final, los regalos no entregados los hago para mí. Mis regalos no entregados, que termino entregándomelos a mí mismo sin darme cuenta, y se convierten en el consuelo de la distancia.

Sin embargo, esos regalos no entregados siguen sin entregarse, pero son un regalo. Sin entregarse, son la muestra concreta de afecto que tengo yo hacia ua o varias personas que desafortunadamente para ellas o para mí,  ya no están conmigo.

Y no me importa si vuelven o no, mis regalos no entregados serán mis regalos siempre, sin tener en cuenta el curso de las historias, ni de la edad de la distancia. Siempre tendré esos regalos, y espero ellos siempre me tengan ahí, porque no se unieron nunca a su desgraciado destinatario.