Puede ser fácil salir corriendo cuando se ve a una persona especial. Puede ser difícil mantener una conversación cuando no se quiere hablar sino actuar. Puede ser que no todos tenemos la capacidad de disimular. Pero sé con certeza que mi cigarrillo se sigue consumiendo y el humo sigue corriendo implacable por la atmósfera que es ahora mi envoltura de pensamiento.
Malditas trivialidades del amor a primera vista que interrumpen cualquier posible desarrollo de mi vida cotidiana. Siempre me había bastado con verlo desde lejos sin ni siquiera cruzar una mirada o siquiera una palabra. Mis días transcurrían pasivos y normales hasta que encontraba su aura cerca de la mía. Su presencia, por muy lejos que estuviera, lograba sentirla imponentemente en mi espíritu. Y yo seguía fumando cigarrillos para pretender que por lo menos no lo determinaba.
Completando mis noches con tandas de vuelos cósmicos hacia otras dimensiones desconocidas, pero que igual disfrutaba con terror y excitación, él aparecía entre mis pensamientos descontrolados. Siempre te he visto y siempre te he anhelado pero nunca he tomado la fuerza para caminar y producir alguna palabra. Eres como una hipnogogia de la cual nunca puedo soltarme.
Los días seguían normales y yo fumaba cigarrillos para no determinarte cuando me di cuenta que el factor sorpresa es beneficioso dependiendo del estado en el que uno se encuentre. Yo estaba fumándome un cigarrillo como de costumbre cuando se acercó con bastante convicción y me saludó, dejándome pasmado y sin palabras. El humo ardió en mi garganta y me forzó a toser hasta botar todo el humo, ya que mi mente no funcionaba por un leve instante. Hablamos de cómo iba la universidad, de cómo iban nuestras actividades paralelas, y de cómo estábamos en general, que siempre fue un ‘bien’ bastante general, superficial. Concentrándome más en mi cigarrillo y en la gente que pasaba, las palabras que yo emitía eran sencillas muy típicas de cuando uno no tiene nada qué decir por cuestiones de nervios.
Un momento sencillo y posiblemente muy cotidiano, pero que en esta ocasión fue diferente, e hizo una ruptura en el fumar de mis cigarrillos. Un minuto de conversación con una persona con la que uno se deleita al mirar de lejos, hace que cuando crucen palabras se produzcan muchos más orgasmos.
En este momento vuelvo a estar sentado fumando cigarrillos, pensando y recordando. Momentos sencillos que aparecen en mi mente frecuentemente e incrementan mis ganas de excitarme y llegar al clímax con una mirada fija y una conversación más larga. Que me impresionará después, es posible, pero lo disfrutaré más, y puede que termine por acostumbrarme a conversaciones imprevistas y que nunca pueda practicar para no llegar a equivocarme.
Espero que vuelvas hacia mí con esa convicción, pero que no continúes tu camino, sino que lo continuemos juntos. Flores de colores colgadas de los árboles mientras las estrellas nacen de la tierra. No lo he vuelto a ver. En las noches, sentado en una cama que sé que no es la mía, sino que es sólo mi circunstancia, miro hacia las estrellas y la luna implacablemente inspiradora guía toda su trayectoria. Sé que no estás y que la sorpresa no volverá en un muy buen tiempo.
Mientras yo mismo me induzco orgasmos y clímax en cumbres desordenadas, deseo que salgas de la tierra en la cual nacen las estrellas, florezcas con pasión, y que sangres el sentimiento carcomido por mis colmillos. Sigo fumando cigarrillos.
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