No es sencillo gritar fuertemente, y menos cuando en realidad gritas con una razón, con una intencionalidad, con un impulso que empieza desde tu pelvis hasta terminar en el aire, y no precisamente de tipo sexual. No es sencillo mirar a todo el mundo desde la misma altura y que, por unos leves instantes, logres mirar por encima a quienes quieres y respetas; a las personas con las que sonríes a diario; a las personas con las que compartes y ocultas cosas. Muchas cosas resultan no ser muy sencillas.
Esta dificultad está, de muchas maneras, influenciada por la capacidades que creemos tener, sin darnos cuenta que las tenemos todas, y somos tan despistados que no tomamos la fuerza para explotar lo que puede cambiar al mundo.
Cada movimiento que hacemos está impregnado de algo que no sabemos siempre qué es, pero que se refleja y llega hasta quienes logran notar lo que hacemos día a día con nuestro cuerpo, nuestro objeto, y nuestro material. Estas pequeñas trivialidades que resultan ser importantes para nosotros, sólo son notadas por quienes sienten importancia hacia los mismo hechos y, en su intento de no estar solos, encuentran otras personas con las que tienen cosas en común.
Siempre queremos ser únicos, pero no nos damos cuenta que todos lo somos y que al mismo tiempo no lo somos porque, como todos queremos ser y somos únicos, somos exactamente iguales en este aspecto. Resulta ser un poco frustrante cuando hablo con alguien sobre música o alguna otra cosa:
-Me gusta mucho un grupo que se llama Adrianigual. La música de ellos me produce sentimientos fuertes y ganas de moverme sin parar. Deberías escucharlos.
-Ah, sí. Ya los he escuchado.
-Ah.
Me alborota los nervios cuando me doy cuenta que no soy el único en ciertos aspectos, y cada día me convenzo más de que en realidad somos iguales en autenticidad. Me sentiría mucho más a gusto en esa conversación si después me dijeran "No me gusta mucho esa música", a lo cual yo responderia que a mí sí, y que no me importa si a él no le gusta, yo disfruto de mis gustos y los exploto hasta tener orgasmos continuos.
Pero sé que siempre existirá esa diversidad de gustos, así como similitudes en ellos, y ahí es donde encontraré lo que es en realidad para mí, si es que merezco tener algo para mí. De todas formas, disfrutaré todos los días de ver a algunas personas por debajo, otras por encima, y otras por igual, desde mi propia altura, sin sentir el vértigo de que alguien me levante y me lance por los cielos cual ave que acaba de ser liberada.
Camino desde mi nivel, y no me interesa tener otro nivel, porque no quiero dejar de ser yo desde donde estoy, y no quiero volver a sentir que estoy en donde tengo la plena de seguridad que merezco cosas de otros y que no son mis propios dolores los que recibiré.
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