lunes, 13 de junio de 2011

Un tres.

Después de haber dejado esto por cierto tiempo, hoy vuelvo, para expresar un pensamiento colectivo, algo que vale la pena hacer notar.

Todos los días nos levantamos siendo los mismos, pero cambiados, viendo algunas cosas de la misma forma, y otras de una muy diferente. Pero siempre queriendo pararnos de la cama y caminar, seguir el día y no quedarnos en el sueño. Queremos vivir. Vivir bien. Y además, reir. Por eso es que nos levantamos con buen humor a veces, y otras con mal humor, pero que al ducharnos, al desayunar, al ver las nubes, al ver caricaturas, videos y simples programas, logramos alegrarnos y decir ''hoy será un buen día''.

Nuestra mente es muy positiva, es una voladora rebelde, que vuela todo lo quiere y cuando se cansa se cae como un misil hasta chocar y tocar fondo en la realidad. Pero nuestro día es bueno aún. Estamos en la tierra. ¿Y qué tiene la tierra? Bueno, hay aves, hay personas, hay flores y mariposas, hay cielo bastante para observar, hay mcuhas cosas para hacer y estar feliz. No todos los días son buenos, ó, mejor dicho, no transcurren bien, y que siempre nos hacen caminar con paso lento y desanimado, como con pereza, porque inconscientemente deseamos quedarnos ahí parados pensando y reflexionando sobre lo que ocurre en el día.

Pero siempre hace falta el regaño, el consejo orgulloso y el comentario que le haga a uno notar que uno vale, que uno es una persona, que tiene valores y que la felicidad es el objetivo de todos nosotros. Pasar una tarde con dos amigos sintiendo el viento correr por todo el cuerpo, entrando hasta en nuestras venas y saliendo con todas nuestras impurezas y malos pensamientos; ver un atardecer de todos los colores, que haga recordar momentos hermosos, y que lo traslade a uno al horizonte indivisible y que nos haga dejar de pensar; fumar un cigarrillo con un gran amigo, tomar una limonada y comer un helado con una gran amiga. Todo un punto de encuentro de pensamientos y sentimientos frustrados, que nos une en la amistad y en la incondicionabilidad, requerimiento importante para la confianza total, que terminará como siempre en una muy buena amistad, y en el olvido de los problemas para estar bien. Todo es factor de una risa incontrolable por los males y pesares de todos, que nos produce una felicidad igual o mayor a la que teníamos cuando despertamos ese mismo día.

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