No quiero seguir siendo parte de las decoraciones de su ego, en una repisa de madera húmeda y débil que se camufla con la pared con tono de olvido. Las sonrisas las recuerdo con un grueso filtro de color gris y muy bajo contraste, como esas fotos desgastadas de los álbumes familiares. Las palabras de antaño ya son una bagatela de tinta china derramada en la virtualidad y sonoridad de mis ilusiones, las cuales ya no tienen instrumentos.
Le vuelvo a escribir porque extrañaba hacerlo, además, porque lo extraño. Invoco mis pasiones y emotividades ignoradas y las hago bailar de forma desenfrenada en mi vida. La música, disfuncional para mis sentidos, controla el compás de estas pasiones y emotividades cuando escribo para usted. El reloj de segunda mano con forma de tortuga que me regaló una vez ya no tiene batería, y me hace recordarlo con más fuerza cada instante que lo veo en mi mesa de noche.
Es increíble cómo llego a tenerlo presente a usted todo el tiempo con solo escuchar su voz. Sigue con su vida porque para usted nunca pasó nada, aunque para mí fue más que eso. Y yo me hago el huevón. Me hago el huevón por fuera porque quiero y lo prefiero aunque me rompa la piel a ladrillazos. Debo aclarar que para mi es complicado volver a tener algo así como lo suyo y lo mío, lo nuestro, y más aún, que se fijen en mí. Me volví todo un papasito para las mujeres ganosas y para las aterrizadas, para ningún dejo de serlo, pero según la mayoría, soy un antipático.
Hace unas horas mientras lo pegábamos me decía Carmen que yo me hago notar, pero una cosa es que lo noten a uno, y otra es que se acerquen ante el más mínimo y curioso interés. Es cosa mía, pero impongo siempre una barrera entre las personas y yo, para saber quién es capaz de romperla. Desafortunadamente, no sé para quién, sigo estando con mis amigos, quienes en realidad no son una desfortuna.
Nos conocimos en la universidad cuando estaba terminando Publicidad, y lo cautivó que hubiera estudiado ya Periodismo. Bastante joven para ese recorrido, y sigo siéndolo. Las flores en el campus no las olvidaré; tampoco los dulces, los libros, ni los porros. Las desveladas sexuales tuvieron sus complicaciones por sus gustos, los cuales yo respetaba y aprovechaba en lo que podía. Si no fuera por sus arrebatos promiscuos no habría decidido salir adelante, de cierta forma, trabajando en ese periódico amarillista para 'auto-superarme'.
He decidido renunciar y desistir de tener a alguien a mi lado. He decidido amar a mis amigos, porque así lo deseo. Seguiré leyendo, seguiré escribiendo, seguiré bebiendo más vino y saldré hasta tarde cuantas veces quiera, pero no me amarraré. Buscaré un trabajo diferente al que tuve en ese bar y al que tengo actualmente, comiendo mierda por cretinos que subestiman mis capacidades, que no las tienen en cuenta, y que me hacen escribir sin criticar, solo por no hacerme un corte de cabello 'serio', vestirme como me gusta, y aún tener piercings. Tal vez decida viajar, tal y como me lo propuse cuando joven, en el momento en que nos conocimos.
No digo que amaré a alguien más y que el ciclo continuará. Digo que me enfocaré en lo que me compete ahora, que es buscarme el dinero para esa especialización en Artes Visuales y poder conocer otros lugares, y no estarme muriendo por una talega de besos desabridos, vinos baratos y sexo complicado.
Le repito que cuando usted ya no me necesite, mi tiempo ya se habrá acabado hace mucho tiempo, y puede que ya sea la hora. Aún así, prefiero no ver la hora ni darme por enterado de que ha llegado ese momento, sino que lo haré porque quiero para no amargarme la vida y poder entretenerme con otras cosas más provechosas. Gracias y de nada.
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