martes, 30 de agosto de 2011

El cuidador de carros que sabía cantar.

Eran cerca de las seis y treinta de la tarde de un domingo normal en Popayán, cielo gris y clima cambiante, cuando decidí ir a Olímpica y comprar una gaseosa y unas batería para poder tomar fotos con mi cámara compacta. Mi sencilla misión se llevó a cabo satisfactoriamente, así que decidí volver a casa y continuar mi jornada, con la bolsa en una mano y un Marlboro rojo en la otra. En el trayecto de una avenida y cuatro cuadras, cuando me encontraba en la mitad de la avenida se me acercaron dos jóvenes, de unos 14 y 15 años, en una bicicleta cada uno.

-Disculpe amigo, ¿me regala un plon?
-Sí, claro- dije pasando mi cigarrillo a los desconocidos-.
-¿Y esto no tiene nada?
-No, es cigarrillo común y corriente.
-O sea que no tiene hierba.
-No.
-Ah, ¿y usted no sabe dónde podemos conseguir?
-No, la verdad no. Yo no compro hierba.
-Pero, ¿pero usted consume?
-Sí, pero siempre me fumo la de mis amigos.
-¿Y nosotros dónde podemos comprar?
-De pronto por La Ermita, pero no estoy seguro- ya quería librarme de los jóvenes, puesto que ya estaba afanado-.
-¿Y dónde queda eso?
-Bien en el centro- en ese momento me pareció sospechoso que una persona que viviera en Popayán no supiera dónde queda La Ermita, pero no presté atención a ese detalle-.
-¿Y si nosotros le traemos a vender a usted por acá? Pero bien barato.
-No sé. No creo. Es que yo no compro, mis amigos sí.
-Por eso, hable con sus amigos y compran. 
-Pues yo les digo mañana porque no he hablado con ellos.
-Listo, ¿y no tiene algún número para llamarlo? Porque para encontrarlo está difícil.
-Sí, pero casi no lo uso.
-No pero dénoslo.
-No pues me buscan y listo.
-¿Ese es su celular?- señalando con la boca a mi pantalón-.
-Sí, pero casi no lo uso.
-Dénos el celular- con mirada y movimientos disimulados se me fueron acercando de frente, así que me alerté-.
-Ah, estos hijueputas.

Inmediatamente me devolví la mitad de la avenida y volví al supermercado que estaba a una cuadra. Resguardado en la confiable seguridad del exterior de un supermercado, me empecé a fumar un cigarrillo mientras esperaba a que los tipos se cansaran de intentar robarme sin éxito y se fueran.

-Jóven, ¿no tiene un cigarrillo que me regale?
-Sí, por supuesto, no hay ningún problema.
-Muchas gracias.

El señor que cuidaba los carros, de vestimenta deteriorada, me miró con cierto interés y agradecimiento por haberle regalado un cigarrillo.

-Mire aquí tengo candela para que lo prenda.
-No, gracias. Es para el frío, pero después. Aún no he comido nada hoy.
-Canta usted muy bonito- le dije-.
-Muchísimas gracias. Nadie me lo había dicho. De verdad se lo agradezco.
-No, en serio. Canta muy bonito.
-¿Cómo se llama, jóven?
-Julián, ¿y usted?
-Uriel.
-Se llama como mi papá. 
-Ah, ¿también se llama Uriel? Vea pues.
-Sí. Usted debería explotar el canto un poco más, le puede salir algo en cualquier momento. 
-Gracias, pero no tengo dinero para nada, así que es sueño perdido.

Me llamó la atención, en primer lugar, que este hombre, que apenas me había pedido un cigarrillo, fuera tan amable y se llamara igual que mi papá. El hecho de que cantara me había parecido interesante, puesto que lo había escuchado cantar muchas veces cuando iba al supermercado.

-Ahorita dos muchachos me intentaron robar.
-¿En serio? Menos mal no lo alcanzaron a robar. Si quiere lo acompaño por si están todavía por ahí.
-No señor, no hace falta.

Después de unos cinco minutos de charla, logré descubrir a una persona negativa, pero con talento. Le dije que buscara ayuda en iglesias y cosas por el estilo, puesto que me había dicho que él estaba al servicio del Señor. Entonces me pareció lo más conveniente.

Al pisar el filtro de mi cigarrillo después de haberlo consumido, me despedí de Uriel con un apretón de manos y un 'sea positivo', seguido de su cabeza asintiendo a mi sugerencia. Los ladrones ya no estaban, y cuadras más adelante me llamó mi mamá, preguntándome "¿Qué me cuenta hijo?", y yo, como siempre, dije "Nada ma'."

Como suelen decir las madres estas tierras, "Las cosas pasan por algo", para darle una explicación a los hechos de cualquier índole que ocurren. De esta manera concluye mi actividad interesante del domingo en Popayán, pues si no hubiera ocurrido, habría sido como otro día normal en el que no pasa nada.

martes, 16 de agosto de 2011

Héroe banal.

Luchar contra las mareas de la distancia es menester de héroes, y claramente yo no soy un héroe. Resquebrajar y pulverizar las murallas del tiempo hasta convertirlas en banal polvo que estorba la existencia es cuestión de magia y fuerza. Aniquilar a la feroz y melancólica bestia del espacio, y convertirla a través de un abrazo del todopoderoso cielo, y al mundo entero en un pequeño volumen, para poder abrazarnos los dos, es trabajo de domadores. Claramente no soy nada de eso.

Para un banal ser humano es difícil cruzar el mundo entero, así como cruzar a la eternidad. Para un banal ser humano, dar un beso cariñoso sin un incentivo, es vacío. Para un banal ser humano es difícil sonreír sin el puchero y la mueca adecuada. Para un banal ser humano es difícil hablar si no existen las palabras ni las cosas que hay que decir. Para un banal ser humano es imposible inspirarse sin una musa y un espíritu interior que lo ejerza y lo sienta todo.

Puedo ser un banal ser humano que se masturba hallando clímax en medio de otros banales seres humanos que se masturban hallando el clímax de sus sentidos, así como puedo estar fuera de la pecera del placer y del estereotipo. Puedo ser un banal ser humano que se enamora en el mar lejano y que se inspira con la luna y las estrellas, así como puedo inspirarme en tu mirada y enamorarme en tu piel lejana y cercana. Puedo ser un banal ser humano, así como puedo dejar de serlo, o ser ambos.

El umbral de mi humanidad se encuentra en un ser humano como yo, pero se encuentra en tí, que has dejado de ser un banal ser humano y has salido de la jaula roída por el pensamiento colectivo y multitudinario, y has danzado en la selva de cielos rojos y tierras multicromáticas, para mostrarte como mi reflejo e introducirme a donde ya me encontraba. Cruzando ese umbral nos encontramos los dos, con una sonrisa peculiar, que elimina nuestra banalidad. Gracias a este umbral puedo correr contra el mar, cruzar esas murallas e hipnotizar a esa bestia, para convertirme en tu héroe personal. Un héroe en nuestra selva, y un banal ser humano en el resto de la existencia.

domingo, 14 de agosto de 2011

No estoy solo.

Siempre decimos que nacemos solos y morimos solos, pero el trayecto no lo hacemos solos. Que somos únicos e irrepetibles, también. Pero se pueden hallar cosas bastante interesantes en el pedregoso camino del caprichoso transcurrir del ser humano a lo largo de su vida.

Y me doy cuenta de algo bastante sencillo. Que aunque en el camino nos encontremos cosas tan diferentes y tan opuestas, la afinidad que puede existir entre dos espíritus anormales es realmente grande y, sobretodo, interesante, poderosa y especial. Caminar por la calle y encontrarse con tantas personas es verdaderamente abrumador, porque podemos pasar al lado de un mejor amigo, un novio, un compañero o alguien trascendental para la vida de cada flor que crece hasta morir. La cuestión es, ¿para cuándo vamos a tener a esa persona acompañándonos en nuestro sendero de perdición y transformación?, ¿y por cuánto tiempo? Efectivamente no tenemos ni la más mínima de idea de esas preguntas sobre el destino, el tiempo y el espacio.

Sonreír a diferentes hechos es algo bueno siempre y cuando ocurran de verdad, puesto que vivimos más tiempo en esta dimensión corpórea, decadente y trastornada, que en la otra dimensión dependiente de nuestros pensamientos, deseos y temores. Pero cuando estás cruzando estas dimensiones todo el tiempo, y te encuentras con otro espíritu que las traspasa rápidamente, creando lo mismos trastornos que tú tienes y que piensas que nadie más tiene, mueres. Cuando pensabas que nadie encuentra en un cuerpo anti-cotidiano la verdadera esencia de su espíritu, encuentras otro cuerpo exactamente igual, solo que mutuamente se encuentra el punto de convergencia para desnudad ambos espíritus a la luz de la luna y darse cuenta que la soledad es sólo una deficiencia y una debilidad mental.

Pegarse a la soledad es tener problemas, porque aunque corpóreamente estemos solos, estamos acompañados espiritualmente por otras personas más, que están viajando de dimensión todo el tiempo, y tienen sus espacio-tiempo trastocados grandemente, y producen una sonrisa de satisfacción y de felicidad al saber que no importa nada, sólo ser nosotros, seguir viajando, pero acompañados en la lejanía con otros cuerpos y espíritus.

domingo, 7 de agosto de 2011

Querida Wendy.

Tenía muchas ganas de hablarles de esta película del 2005, porque logró sumergirme en algo por lo que muchos sufrimos, reímos, lloramos y dedicamos hasta nuestros respiros: el amor. El amor no sólo a una persona, sino a los objetos, a la vida, a sus estilos, y hasta la forma en la cual se puede ser feliz, demostrando una vez más, la diversidad espiritual de los seres humanos. Los Dandies desarrollan su propio código, sus propias reglas y su propia forma de vivir, de la forma más apasionada afín a todos ellos. Encontrarse en un mundo en el cual eres el raro, eres el que se encuentra fuera de la esfera de la cotidianidad y del estereotipo, hace que encuentres tu propia esfera y dejes de ser un objeto de afuera.

Dentro de tanto amor adolescente, pero no de verano, hay siempre un contexto. El pacifismo de los Dandies, es producto del mismo respeto a sus propias armas, sus amantes y sus cuerpos. Cada arma participa como una extremidad más, y representa sus propias personalidades, puesto que un arma define a su portador. Además, el fin de la película en mostrar al amor, enmarcado en un contexto en el que las manifestaciones juveniles, que atentan o van en contra de cualquier orden, estereotipo o sistema impuesto por la violencia, se 'solucionan' con violencia, mostrando este terrible aspecto del ser humano dominante. Que el amor lucha con la violencia, y que un jóven intenta alejarse de esta esfera, y por eso se encuentra fuera de ella, pero pierde contra ella al crearse la suya propia.

Dirigida por Thomas Vinterberg y con el guión de Lars von Trier, con la espectacular, soñadora, fuerte e íntima fotografía de Anthony Dod Mantle, encontramos la espectacular actuación de Jamie Bell, Alison Pill, Michael Angarano, Bill Pullman y demás, que logran mostrar a un pueblo modelo contextualizado de la violencia en general, además de una banda sonora maravillosa. Con Dick y Wendy, Steve y Bad-Steel, Freddie y Woman, Huey y Lindon, y Susan, Vincent y Grant, nos muestran el verdadero amor, un verdadero matrimonio y una verdadera pasión, en donde se cumple la frase "Hasta que la muerte nos separe".

Querida Wendy (español) Ver online.
Desafortunadamente no encontré la película subtitulada, puesto que es mucho mejor escuchar el audio original, pero si lo encuentran, agradecería que colocaran el link en un comentario.