Entre tanto cine disponible, decidí compartir esta vez, una película que resultó ser bastante especial para mí, y posiblemente, sea especial para muchos que la vean, la aprecien y la detallen. El Camino de los Ingleses, producida en el año 2006, por Antonio Banderas, logra algo bastante interesante. Basado en el libro del mismo nombre, escrito por el escritor español y Premio Nadal, Antonio Soler, que al mismo tiempo colaboró con el guión de la película, El Camino de los Inlgeses es una película que narra la historia de amores y desamores, principalmente entre Miguelito y Luli, un ayudante de ferretería que quiere ser escritor, y una jóven que quiere ser bailarina, y los amigos de Miguelito, los cuales vive cada uno su propio infierno.
Y con respecto a infierno, una de las primeras frases de la película es "Sobrevivió al infierno, para vivir el infierno de cada día", y desde ahí, con todo el discurso audiovisual que nos llega al final de nuestros sentidos, empezamos a analizar y pensar muchas cosas sobre nosotros mismos. Encontramos que el amor y el desamor no sólo ocurre entre amantes, y que la vida no es solamente lo que vivimos. Podemos escoger cómo vivirla y cómo encargarnos de nuestra vida. Encontramos que hay muchas cosas que no sabemos, y otras que no detallamos bien. Entre otras cosas, hallamos el valor de la literatura y el arte en la vida y su propio transcurrir. El Camino de los Ingleses, logra despertar nuestra conciencia con una bomba de sensaciones, sentimientos, y muchas frases contextualizadas, poéticas y muy bien elaboradas, que ganan mérito de admiración y felicitación.
Con una fotografía espectacular y bastante hiperbólica, metafórica, abstracta, natural y muy contextual, a cargo de Xavi Giménez, El Camino de los Ingleses incluye un reparto muy llamativo y que se da a la altura de la historia. Tenemos a Alberto Amarilla como Miguelito y a María Ruiz como Luli, y sus demás actores logran darle un contraste y matiz impresionante a todo este largometraje que vale la pena ver.
Antonio Banderas, logra tocar donde no se toca de manera frecuente, golpeando con puño fuerte nuestro sueños dormidos y otros muy muertos, resignificando el concepto de 'amor', y logrando estremecernos en nuestros sillones mientras vemos lo magnífico de El Camino de los Ingleses, en el cual, podemos ser los que queramos ser, y donde queramos ser.
Acá les adjunto los links para que puedan ver la película online, o si desean descargarla.
Ver 'El Camino de los Ingleses' online.
Descargar 'El Camino de los Ingleses'.
viernes, 29 de julio de 2011
martes, 26 de julio de 2011
Transpiraciones nocturnas.
Nunca una risa deja de ser falsa puesto que siempre habrá de tener algo que ocultar. El problema es que ya no te sonrío, y mucho menos río. El problema es que perdí el rumbo, el camino y el destino mientras intentaba volar. Ahora me doy cuenta que por más que lo intenté, no estaba a mi alcance, ya que, el cielo está hecho para verlo, dedicarlo, maldecirlo y llorarlo, y yo debo seguir acá.
He perdido amigos, conocidos, oportunidades, experiencias y posibles amores, pero no perdí un amor que parece que esperara a que lo perdiera. Las palabras se deslizan por mi piel sudorosa y furiosa, cortante e imperfecta, que se convence y sabe que el amor no lo perderá jamás. Por todos esos caminos que se desvanecen al amanecer de un llanto lunar; por todas esas estrellas que se opacan con una persona mejor; y por todas esas vivencias que se olvidan al ser reemplazadas por un nuevo amor. Por ahí voy yo.
Y es que de tanto llorar, gritar y golpearme, ya no te muestro sonrisas; te muestro mi amor. Ahora te estoy mostrando lo que mi corazón y mi espíritu decían y callaban muchas veces; te muestro el intento de una vida por hacer vivir a otra vida, de crear otra y de mejorar otra más; te muestro las ganas y el propósito de ser feliz; te muestro mi cuerpo y toda mi imperfección; te muestro mi sabor y mis ojos que ya no miran al cielo. Opacaste a las estrellas, desvaneciste el camino y me hiciste maldecir al cielo, y ahora me haces mostrar mi amor, desde el interior de mi propio cadáver defectuoso y libre, para decir que no es el momento, el tiempo ni el lugar de ser feliz. Ya no encuentro un océano; no encuentro una canoa, ni mucho menos una estrella en mi camino que guíe al que se perdió en el universo de otro espíritu.
He perdido amigos, conocidos, oportunidades, experiencias y posibles amores, pero no perdí un amor que parece que esperara a que lo perdiera. Las palabras se deslizan por mi piel sudorosa y furiosa, cortante e imperfecta, que se convence y sabe que el amor no lo perderá jamás. Por todos esos caminos que se desvanecen al amanecer de un llanto lunar; por todas esas estrellas que se opacan con una persona mejor; y por todas esas vivencias que se olvidan al ser reemplazadas por un nuevo amor. Por ahí voy yo.
Y es que de tanto llorar, gritar y golpearme, ya no te muestro sonrisas; te muestro mi amor. Ahora te estoy mostrando lo que mi corazón y mi espíritu decían y callaban muchas veces; te muestro el intento de una vida por hacer vivir a otra vida, de crear otra y de mejorar otra más; te muestro las ganas y el propósito de ser feliz; te muestro mi cuerpo y toda mi imperfección; te muestro mi sabor y mis ojos que ya no miran al cielo. Opacaste a las estrellas, desvaneciste el camino y me hiciste maldecir al cielo, y ahora me haces mostrar mi amor, desde el interior de mi propio cadáver defectuoso y libre, para decir que no es el momento, el tiempo ni el lugar de ser feliz. Ya no encuentro un océano; no encuentro una canoa, ni mucho menos una estrella en mi camino que guíe al que se perdió en el universo de otro espíritu.
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