En cada momento, en cada instante de mi vida se puede decir que te esperé y hasta hace poco te encontré. Es un algo complejo describir con detalle la sensación nerviosa y casi ridícula al verte a vos, tan delicado, tan tranquilo, tan intrigante.
No podría sentir nada por tu padre, excepto agradecimiento por mantenerte, cuidarte y criarte, si es que pensás que debiera inclinarme por él. Hermann hizo un buen trabajo. Gracias por formar y dejar libre a su hijo, aquel hombre que me cautiva, me paraliza y logra detener el curso cronológico de mi vida. Gracias a vos, por desordenar mi noción del tiempo y hacerme olvidar en qué momento empecé a derretirme por vos, así sea cursi.
No podía no voltear a mirar tu boca, siempre suave y sedosa, pero con una leve ausencia de color carmesí. Tu cabello de oscuridad, de calidez, de luz otoñal, no se compara a cada contacto físico que tuvimos. Aquello fue, desde mi percepción, una estampida de orgasmos que bullían como muchas tazas de té, aunque prefiera el café.
La capacidad que tenés de predecirme solo con observarme ha creado una ruptura con lo que me han dicho las demás personas. Que creo un muro frente a ellos y les dificulto acceder al centro de mí mismo. Vos no ves barreras en mí porque logras intimidarme hasta tenerme en tu cama, rozando tu mano.
Las ganas de querer tocarte, sentirte y abrazarte se asimilan excesivamente a muchos escudos antiguos para dibujar y muchos gestos por descifrar. Mi impaciencia se rebosa, mientras debo esperar a sentir tus dedos tocando mi espalda, al momento en que me desmayo al notar tu presencia pálida.
Deseo encontrarte en cada rincón, en cada imagen, en cada humanó y en cada botella de vino, aunque las detestes fervorosamente, porque te quiero a vos aquí conmigo. Estudiar no es prescindible para mí porque con vos será más que suficiente lo que podré leer y aprender por mi cuenta. Con vos. La reflexión se haría fácil y el excitarme no tendría ciencia, excepto para el resto del mundo.
Aunque muchas personas no te conozcan; aunque otros ni te sientan relevante, lo sos para mí. Tenés esa fuerza invisible que levanta, brilla de manera enceguecedora. Esa fuerza gira a infinitas revoluciones por segundo golpeando corazones y sentidos, destruyéndolos y colapsándolos hasta ponerlos a tu disposición.
Es difícil explicar tantos pensamientos que han surgido últimamente sobre vos. La raíz de aquellos pensamientos es, principalmente, tu aparición explosiva en mi vida, pero puedo terminar por hacer el intento de explicarme. Las vigilias nocturnas me han vuelto inquieto y ansioso debido a tu ausencia. Las mañanas trasnochadas exigen una sonrisa tuya y un toque femenino y fuerte en tus caricias. Mis discursos resultan incompletos sin la presencia de tus palabras entrometidas pero profundas.
Si tuviera tu espíritu lo estudiaría día y noche hasta no tener más café, ni vino ni cigarrillos, porque quisiera que fueses mío. La paranoia desaparecería y escribiría con más frecuencia, como si estuviera hipnotizado. Sería libre pero con un pacto consistente en un beso, una mirada y un cálido apretón de manos, lo cual sería perfecto en esta ciudad, así nunca hayás oído hablar de ella. Quiero decirte que te amo profundamente, a pesar de que estés en las hojas, mi imposible Demian.